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Ramas,... " agua, barca y selva"




El pueblo indígena Rama o Ramaki se localiza en forma exclusiva en la Costa Atlántica de Nicaragua. La mayor parte de ellos viven en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), en el municipio de Bluefields, y una parte minoritaria de este pueblo se encuentra en el municipio de San Juan de Nicaragua, en el departamento de Río San Juan. El pueblo Rama es el de menor población del país, integrado por cerca de 1.600 habitantes.
La población ramaki se distribuye en un amplio territorio que comprende la isla y la parte continental, el que consideran su territorio ancestral y sobre el cual han hecho uso consuetudinario para el cultivo, la caza, la pesca, la recolección y el aprovechamiento de recursos forestales no comerciales para construir botes, remos, aperos de pesca, tablas para vivienda y medicina.
La mayoría de la población rama vive en la isla de Rama Cay, llamada en su idioma Rama Ki n-Lakun, de 22 hectáreas de extensión. Está situada en la laguna costera de Bluefields, a la cual también se le designa como Bahía de Bluefields, 15 kilómetros al sur de la ciudad de Bluefields. La isla se encuentra superpoblada, existiendo en cada vivienda más de una familia y en algunas de ellas se han contabilizado hasta 20 miembros. Los indígenas ramas del continente, viven en diferentes comunidades cuya característica común es la cercanía a la selva primaria, su cercanía al mar y a los ríos. El punto más extremo al sur, donde se encuentran comunidades ramas son las márgenes de los ríos Maíz e Indio, en el departamento de Río San Juan. Estas comunidades continentales son villas que no superan los 200 habitantes.


Etnohistoria: Los estudiosos del idioma rama coinciden en decir que pertenecen al grupo de lenguas Voto-Rama, un subgrupo de phillum Chibcha de sudamérica. Brinton a fines del siglo XIX hizo levantamientos de listas de palabras, seguido mas tarde por Walter Lehmann (1914 y 1920) y Eduardo Conzemius (1926), sistematizándose el estudio del rama. Los misioneros moravos que arribaron a la Mosquitia en 1849 desarrollaron estudios de esta lengua, siendo el trabajo de E. Marx y Heat, en 1904, el mas conocido con el nombre de “Esbozo de la lengua rama”. En los años setentas del siglo XX una lingüista norteamericana, Bárbara Assadi, hizo trabajos de campo conviviendo varios años en las comunidades rama, recopilando una muestra importante de materiales lingüísticos del idioma rama. Los estudios más recientes al respecto, pertenecen a la doctora Collete Creig, lingüista de la Universidad de Oregon quien, en colaboración del equipo de investigadores locales del Centro de investigación y Documentación de la Costa Atlántica (CIDCA), realizó investigaciones sobre este idioma en los últimos años. Consideran los estudiosos que la presencia del rama en el sur de Nicaragua es una muestra de la existencia de una migración chibcha desde Sudamérica. Coinciden también en considerar el rama en términos gramaticales, más parecido a los subgrupos centrales de lenguas chibchas de Colombia que a los del pacífico de Costa Rica y Panamá. Sostienen así mismo que el rama es la presencia más septentrional de los chibchas en Nicaragua, asegurando que su arribo a la zona sur este de Nicaragua es de cuño reciente, calculando su entrada el territorio aproximadamente en el siglo X d.C.


Coincidiendo con la información lingüística conviene resaltar que desde la perspectiva arqueológica cada vez con mejor precisión se identifica un horizonte cultural y un área territorial de influencia Chibchoide. Como ya señalamos, los ramas forman parte de este grupo y son centrales para interpretar las referencias de la arqueología que se localiza en la zona. Los estudios conceptuales más recientes en este orden lo han realizado estudiosos costarricenses destacando los trabajos del arqueólogo Oscar Fonseca, director del Museo Nacional de Costa Rica. Él ha creado el concepto de área de tradición chibchoidea para referir el desarrollo de una cultura ampliamente extendida desde Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua hasta la llegada de los españoles. Trabajos de investigación arqueológica realizados en Costa Rica, Panamá y Colombia comprueban la presencia de esa cultura con altos niveles de integración política y arquitectura monumental, que permite calificarla como sociedades de jefaturas de cacicazgos proto-estatales. El sitio El Guayabo en Costa Rica, una ciudad prehispánica, situada en una zona de trópico húmedo, dotada con infraestructuras de sistemas de grandes calzadas de piedra, sitios ceremoniales y sistemas de alcantarillas confirman la complejidad política de esta sociedad.

La ausencia de estudios arqueológicos y de rescate de sitios en la parte sur este de Nicaragua, que coincide con la zona rama, no permite ofrecer evidencias de esta naturaleza, pero prospecciones realizadas en la zona del Punta Gorda, en dirección al Kukra River, durante la elaboración del Plan de Manejo de Cerro Silva, ha observado la presencia de calzadas del tipo El Guayabo, que requieren de estudios sistemáticos.
En cuanto a la relación histórica de los rama con la isla de Rama Cay, conviene mencionar la leyenda que refiere al cacique de los ramas, Annibal, quien combatió en contra de los indios Tebera de Costa Rica, en alianza con el rey de los mískitos, en cuyo reconocimiento este les concedió la isla. Información histórica de 1856 da cuenta, que para esa fecha la isla estaba poblada de indios rama.

Cultura del Agua: Los rama son gente del agua, se podría decir que solo duermen en la tierra y el resto de actividades las realizan en el agua. Su actividad principal es la pesca, que realizan en la bahía o laguna de Bluefields, en los ríos y en el mar Caribe.
La misma isla de Rama Cay es un conchero enorme que evidencia la dependencia extraordinaria de las actividades de pesca.

Cosmovisión: Es un principio, en el análisis etnológico, que entre más próxima es la relación entre las lenguas, en términos de gramática, morfología, sintaxis, etc., más cercanía cultural deberá existir entre sus pueblos. De ahí podemos apuntar que, tal como podemos apreciar entre mískitos y mayangnas, el pueblo indígena rama, también comparta una serie de elementos de aquella cosmovisión. Pero el estudio sistemático de la mitología de los pueblos originarios de Nicaragua es un capítulo que apenas iniciamos.

Por ejemplo en la mitología rama, se encuentra una similar concepción acerca de la cosmogonía de la muerte. Esta abre el camino hacia el inframundo, donde el espíritu del muerto encontrará un gran perro “tansun tara”. El tansun tara deja pasar las almas de aquellos muertos que habían cumplido las normas de vida de la comunidad y devoraba aquellas almas que en este mundo las habían violado. Recordemos que entre mískitos  sumos también un perro juega un papel central en el inframundo, al que llaman “xulú”. Este mito también lo encontramos entre los indígenas mesoamericanos del pacífico de Nicaragua, es Xolotl, el hermano gemelo de Quetzalcoatl. El lago Xolotlán o lago de Managua es el lugar de Xolotl.
Por la investigación de Loveland, un antropólogo que estudió la isla de Rama Cay en la década de 1980, sabemos que el inframundo rama estaba separado de la tierra por un cuerpo de agua, por un río. Este mundo se encuentra al Oeste, localizada en la geografía sacra rama, río arriba del gran Escondido o Río Rama Superior.

Los antiguos ramas colocaban el cadáver envuelto en una manta o pieza de tunu blanco, que en el idioma rama se denomina updica aing kalma. Agregaban una mixtura de medicina y cenizas que ponían en el cuerpo, sobre su corazón, lo mismo que una candela de leche de hule para alumbrar el camino al ibo suk. Por último una pequeña canoa, ut suk suk, con un remo, para que el alma pudiera atravesar el río que rodea el otro mundo.
Las pertenencias personales del finado, sus herramientas, joyas, armas de cacería, etc., se colocaban en su tumba, ya que, de acuerdo con sus creencias, se necesitan en el otro mundo las mismas cosas que poseía en éste. Ciertos objetos adicionales son colocados junto al finado, como atuendos, pequeñas cazuelas y conchas de moluscos las que se le atan a las manos y los pies y que serán usadas por el espíritu para negociar su suerte en el aventurado camino al mundo de los muertos.

En su dificultoso viaje al más allá, el espíritu es constantemente expuesto a grandes peligros que los fuertes y valerosos superan, mientras que las almas débiles y cobardes son vencidas. El alma debe atravesar un gran estrecho de agua en donde se puede ahogar si el entierro no se hace de acuerdo con las antiguas costumbres. Es en este  trance donde el espíritu hace uso de la pequeña canoa que sus familiares hicieron y pusieron en su tumba. Finalmente, debe pasar el peligro del gran perro que en caso de devorar al espíritu provocará una segunda muerte.

El papel que va a jugar el sukia es en tal sentido importantísimo a fin de que el desasosiego de los parientes no se transforme en una calamidad. Por tanto el sukia sabría administrar  los rituales de la tradición rama a fin de que eso no suceda.

Los informantes de Loveland dijeron que recordaban que cada uno de los que vivían en la misma casa del difunto solían cortarse un pedacito de sus cabellos, para que cuando el espíritu llegara a la tierra de los muertos, pudiese demostrar cuántos amigos y familiares queridos había dejado atrás. Era una prueba de su conducta para enfrentar al gran perro, así decían los ancianos.

Sólo en el séptimo día tiene lugar la ceremonia real, cuando el sukia ha realizado su trabajo y anuncia la llegada del alma a orillas del mundo subterráneo. De ahí en adelante se termina todo dolor y los que han quedado atrás se alegran con comidas y bebidas, pero el nombre del finado nunca debe ser pronunciado para prevenirse así de su regreso al mundo.

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