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Os la publico en este apartado del blog "Nicaragua,... volcán y frontera", para que os sirva de referencia como trabajo de campo de las ONGs en este entorno y al tiempo, para que os empape ese amor que emana y se desprende del gran corazón y blanco espíritu que tiene África Cabré.
He pasado un mes compartiendo la experiencia de participar en el proyecto y creo que esta frase de Freire refleja la esencia de lo que para mí es Jynce, ya que como su nombre indica, atiende a jóvenes, niños y familias que, pese a las condiciones adversas en las que les ha tocado nacer y vivir, o mejor dicho sobrevivir, lejos de caer en la resignación de asumir esa injusta realidad, tienen la esperanza de que a través de su esfuerzo, y con los apoyos necesarios, puedan salir de la pobreza en la que se encuentran.
Esa realidad de esperanza en la transformación social, acompañamiento en el proceso de autosuperación y el trabajo de concientización y formación es el que realizan los voluntarios y colaboradores de Jynce, ofreciendo los recursos necesarios para empoderar a estas familias, que son la verdaderas protagonistas, ya que Jynce es ante todo un proyecto comunitario del barrio, abierto a todas aquellas personas que estén dispuestas a afrontar el reto de cambiar su destino.
Quiero tratar de contar brevemente las memorias de mi actividad durante este mes a través de la transformación interior que yo he vivido, ya que para mí éste no ha sido un mes tanto de dar como de recibir, porque internamente me marcho con la sensación de haber crecido y reflexionado sobre la vida, en definitiva.
Cuando una vive en su vida de país del norte (aunque allí también hay de esa pobreza que llamamos 4º mundo y uno-a tiene que ganarse con esfuerzo lo que consigue), y piensa en todos los recursos educativos, sanitarios, oportunidades laborales,…, y cierta vida de confort en la que le ha tocado disfrutar por el azar de nacer en un lugar y época histórica concreta, y se pregunta, como a mí me ocurrió, por qué a pesar de vivir en un mundo donde la mayoría de los países son democráticos y los gobiernos luchan supuestamente por equilibrar las desigualdades sociales, ocurre que todavía hay personas que pasan hambre, que se mueren por enfermedades que podrían ser curables si tuvieran acceso a médicos y medicinas o que tienen que trabajar desde muy niños para poder subsistir,…. Podemos desde luego culpar al liberalismo económico, a los intereses particulares de poder y riqueza o a la inmoralidad de los gobiernos, pero si a una, como es mi caso, le toca la ¨fibra de la indignación¨, puede tratar de movilizarse y reaccionar, desde el pequeño radio de acción que pueda ofrecer. Me conmociona que se permita que haya gente de viva en condiciones infrahumanas, y eso es lo que me movilizó a conocer Nicaragua desde un proyecto local como Jynce.
Jynce es un proyecto que a través de su eje principal, que es la educación para prevenir el fracaso escolar y favorecer la capacitación, trabaja otras áreas que lo hacen integral como la convivencia familiar y comunitaria, la educación para la salud y el autocuidado,… En definitiva el empoderamiento para la transformación de esa realidad.
Jynce es una gran familia en la que todos: los menores, las familias, los voluntarios y colaboradores protagonizan las actividades de forma democrática, donde me he sentido muy acogida y valorada participando de todas las actividades, donde he intercambiado saberes por experiencia y viceversa, permitiéndome sentirme una más. Me siento muy afortunada por haber conocido tanto a la coordinadora (para la que este es su proyecto de vida y ella es un ejemplo de compromiso y entrega hacia los pobres) como cada niño y niña que me han dado una lección de autosuperación, entusiasmo y esfuerzo, como conocer a esas madres, que con gran responsabilidad y lucha asumen la carga de sobrevivir y tratar de ofrecer un futuro mejor a sus hijos.
Me llevo a Jynce y cada una de las personas que he conocido a mi experiencia vital y en el recuerdo, y me llevo el compromiso de dar legitimidad a esta realidad, contando, a través de lo que mis sentidos percibieron, el mensaje de que otro mundo es posible, aunque para ello haga falta el compromiso y apoyo de la humanidad.
A todos y todas os animo a reaccionar y transformar esta injusta realidad.
Hasta siempre Jynce, gracias por todo lo que he recibido.
África Jiménez Cabré.
8 de Agosto de 2011
*os publico a continuación algunas direcciones de internet de las ONGs con las que ha colaborado mi sobrina :
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