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Arnoldo Alemán Lacayo,... abogado y antisandinista



Hijo del Arnoldo Alemán Sandoval, oficial del Gobierno del dictador Anastasio Somoza Debayle, recibió su formación escolar en el Instituto Pedagógico La Salle de Managua y perteneció a las juventudes somocistas. En 1967 se tituló en Leyes por la Universidad Nacional Autónoma (UNAN) de León, con especializaciones en Integración Económica Regional y Derecho Bancario y Mercantil. Entre 1968 y 1979 trabajó como abogado y notario para entidades comerciales y financieras de Nicaragua, entre ellas Inversiones Nicaragüenses de Desarrollo, S.A. (INDESA), una de las primeras corporaciones nacionalizadas (septiembre de 1980) por la Junta de Gobierno salida de la revolución de 1979 y dominada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Biografía
En 1980 fue arrestado en el curso de una redada contra supuestos contrarrevolucionarios y pasó nueve meses en prisión; esta experiencia intensificó su resentimiento al régimen autoritario del FSLN, sobre todo porque coincidió con la muerte de su padre en Miami, a cuyo sepelio en Managua no se le permitió asistir. A su liberación, pasó una temporada en Estados Unidos para excusar nuevas represalias.

A su regreso a Nicaragua, Alemán se integró de lleno en las actividades gremiales y por ende en las políticas, en unos años de agudos enfrentamientos entre la patronal y el Gobierno sandinista. Fue miembro del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP, 1988-1990), vicepresidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (UPANIC, 1986-1990), así como presidente de la Asociación de Cafetaleros de Managua (1983-1990), de la Unión de Cafetaleros de Nicaragua (UNCAFENIC, 1986-1990), de la Federación de Municipios de América Central (1992-1993) y de la Federación Municipal de Ciudades de Centroamérica (1993-1995). Al mismo tiempo, estuvo presente en el ámbito académico como conferenciante en las universidades de Tulane e Internacional de Florida, en Estados Unidos.

Entre 1990 y 1991, y de nuevo de 1993 a 1996, se desempeñó como secretario general del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), una de las 14 formaciones integrantes de la Unión Nacional Opositora (UNO) que llegó al Gobierno tras las elecciones del 25 de febrero de 1990. El PLC fue fundado en 1968 con el nombre de Movimiento Liberal Constitucionalista (MLC) por el ex ministro de Educación Ramiro Sacasa Guerrero en protesta por la decisión de Somoza de presentarse a la reelección en 1974, y tras la revolución se mantuvo en la oposición al Gobierno sandinista, siendo uno de los partidos que boicoteó las elecciones generales de noviembre de 1984 dentro de la Coordinadora Democrática Nicaragüense (CDN). Alemán tomó las riendas de un partido de notables con muy escasa implantación social y lo terminó convirtiendo en la primera fuerza del país.


En mayo de 1990 fue elegido alcalde de Managua tras dos meses de servir como concejal. Como primer edil, lanzó un plan de desarrollo urbanístico que hizo un profundo lavado de cara a una ciudad en buena parte desarticulada aún desde el ruinoso terremoto de 1972. A raíz de la desintegración de la UNO en 1992-1993, Alemán, conocido como El Gordo por su oronda anatomía y cuyas obras de reconstrucción capitalinas le estaban aparejando popularidad en la ciudadanía de a pie no obstante las sospechas de irregularidades en la gestión municipal, expresó acerbas críticas a la gestión de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro por contemporizar con los sandinistas en la oposición.

El 1 de septiembre de 1995, como requería la ley, dimitió del puesto de alcalde para preparar su candidatura a la Presidencia de la República en las elecciones de 1996 por la Alianza Liberal (AL), una renovada coalición conservadora lanzada en diciembre de 1994 y de la que era su presidente. Además del PLC, formaban parte de AL los partidos Neoliberal (PALI), Liberal Independiente de Unidad Nacional (PLIUN) y Liberal Nacionalista (PLN), todos ellos herederos del histórico Partido Liberal de comienzos de siglo, convertido luego, como Partido Liberal Nacionalista, en instrumento de poder de la familia Somoza. El nuevo PLN, concretamente, aludía al somocismo como una opción política viable.

Posteriormente se integraron en la AL el Partido Unionista Centro Americano (PUCA), Convergencia Liberal y Conservadores por la Democracia. Su papeleta electoral "Por un cambio sin violencia" fue en parte financiada por la comunidad nicaragüense residente en Miami y por el exilio cubano de signo más intensamente anticastrista, en una expresión de sus buenas relaciones con la Fundación Cubano-Americana de Jorge Más Canosa. La campaña estuvo caracterizada por la batalla ideológica y las advertencias por los aspirantes de grandes calamidades en caso de ganar el oponente.

En este clima enrarecido se produjo el 25 de enero de 1996 un intento de asesinato contra Alemán, cuando unos individuos armados dispararon contra su comitiva en la localidad de Wiwilí, a 300 kilómetros del norte de Managua; en el atentado resutó muerto un escolta y otros tres acompañantes resultaron gravemente heridos, pero Alemán salió ileso.

En las elecciones del 20 de octubre Alemán se impuso con el 51% de los votos sobre Daniel Ortega Saavedra, candidato del FSLN y ex presidente de la República. Éste, que con un lenguaje apocalíptico había tildado a Alemán de candidato "liberal-somocista", cuestionó los resultados, pero el 23 de noviembre el Consejo Electoral Supremo los ratificó, pudiendo Alemán tomar posesión de su puesto el 10 de enero de 1997 en sustitución de Chamorro con un mandato quinquenal y en presencia de siete jefes de Estado. El flamante mandatario formó un gobierno apoyado por AL, el Partido de la Resistencia Nicaragüense (PRN) y UNO 96.

Con un programa económico ultraliberal, que contemplaba ambiciosas reformas estructurales y la creación de medio millón de puestos de trabajo en el sector privado, y él mismo definido como "progresista" por propugnar la superación del presente estado de cosas, Alemán tenía ante sí los aún no resueltos problemas de la restitución o reventa a precios reales de las propiedades expropiadas durante el régimen sandinista, la reinserción de los combatientes de la guerra civil y la rampante violencia social.

En el primer punto hubo de cooperar con el partido de Ortega, sin cuyo aval quedó claro que no podría gobernar, al que ofreció un diálogo nacional "sin agenda ni condiciones". Pero el antagonismo ideológico hizo muy difíciles las relaciones, además de que determinados sectores de AL ligados al pasado somocista se sintieron decepcionados por las componendas de un presidente que antes de las elecciones había hecho bandera de la devolución a sus antiguos dueños de las propiedades confiscadas.

Por su parte, los sandinistas acusaron a Alemán de fomentar la reaparición de las "dos Nicaraguas" y de pretender destruir las conquistas sociales posteriores a la revolución, en particular todo lo referente a la reforma agraria. Luego de organizar una importante movilización social, a lo largo de 1997 le obligaron a pactar con ellos la renuncia a buena parte de sus proyectos de devolución de latifundios. Con todo, el 27 de diciembre de 1997 el Gobierno anunció con satisfacción que los últimos 500 recontras, antiguos miembros de la Resistencia Nacional o Contra que no se plegaron a los acuerdos de 1990, habían entregado las armas para acogerse a las medidas de integración social.

El Gobierno de Alemán acordó con el FMI y otros acreedores internacionales la condonación de un 80% de la deuda nacional a cambio de aplicar un ajuste estructural. Por otro lado, la positiva tendencia de crecimiento económico (5% en 1998 y 1999 y un punto más en 2000), que sin embargo no alteró un ápice el ominoso registro del PIB per cápita, el segundo más bajo de América tras Haití, y en la que fue instrumental el rápido desarrollo de las maquiladoras taiwanesas, se vio sólo parcialmente afectada por los sucesivos desastres naturales, como las erupciones volcánicas, las sequías provocadas por el fenómeno meteorológico de El Niño y, revistiendo mayor gravedad, el huracán Mitch, que a su paso en noviembre de 1998 causó un millar de muertos y arrasó extensas zonas agrícolas. A comienzos de 2000 se registró una reducción sustancial del déficit presupuestario, hasta el 35%, pero a cambio la inflación se duplicó al 10%, mientras que el desempleo superó el 20% de la población activa.

En abril de 1999, el descontento con la Administración de Alemán, acusado a diestra y siniestra de incumplir sus promesas, revivió con fuerza en una ola de disturbios y protestas laborales, sobre todo en el sector del transporte, de tal magnitud que el presidente ordenó al Ejército la vigilancia de instituciones y edificios gubernamentales. Alemán vio desplomarse su popularidad y por añadidura se encontró con que la Contraloría de la Nación le exigía explicaciones por el aumento de su patrimonio privado en un 900% coincidiendo con su ejercicio presidencial. Ante el cariz que tomaba la protesta, el de una muy inquietante fractura social, Alemán optó por congelar la liberalización del transporte público y mantener los subsidios a los combustibles.

En el plano exterior, Alemán participó en las cumbres Iberoamericanas anuales, excepto la que tuvo lugar en La Habana en noviembre de 1999, en muestra de disconformidad con el régimen cubano, con el que Nicaragua no mantiene relaciones debido a su supuesto intervencionismo durante los años del dominio sandinista. También asistió a las de presidentes centroamericanos, como la celebrada en San José, Costa Rica, el 8 de mayo de 1997, a la que se unió Bill Clinton. Él organizó en Managua una reunión extraordinaria que tuvo lugar el 3 de septiembre de 1997 y de la que salió una Declaración sobre la puesta en marcha de una Unión Centroamericana a través de un proceso "gradual y progresivo" y sin plazos definidos.

El 8 de marzo de 1999 Alemán recibió a su homólogo estadounidense en el curso de su gira por la región y el 18 de diciembre de 1997 hizo lo propio con el de México, Ernesto Zedillo, para la firma de un tratado de libre comercio bilateral, en vigor el 1 de julio de 1998 y el segundo que México suscribía con un Estado centroamericano tras el de Costa Rica. Más tarde, el 2 de mayo de 2000, Alemán volvió a hacer de anfitrión en Managua para firmar con sus colegas de El Salvador, Francisco Flores, y Guatemala, Alfonso Portillo, una Declaración Trinacional con la mirada puesta en la integración comercial y la armonización de políticas económicas.

El análisis general era que la proyección diplomática del Gobierno de Alemán estaba fuertemente condicionada por los ásperos contenciosos comerciales y territoriales con Honduras, sólo algunos de los varios pleitos protagonizados por Managua que amenazaron con retrasar la integración regional. La sensación de privilegio de los tratos con Estados Unidos apuntaba al hecho cierto de que a finales de la década de los noventa la potencia norteamericana recuperó la condición de principal socio comercial de Nicaragua.

En el último tramo de su mandato, Alemán estuvo muy pendiente de la política interna del PLC con motivo de la definición del candidato para sucederle en los comicios generales del 4 de noviembre de 2001. En la Convención General celebrada el 28 de enero de ese año salió elegido Enrique Bolaños Geyer, antiguo presidente del COSEP y teórico número dos del ejecutivo desde 1997 en tanto que vicepresidente de la República.

Provecto y moderado, Bolaños había presentado hasta entonces un bajo perfil político y con motivo de su postulación había intentado distanciarse de la imagen de corrupción de la administración. Los observadores opinaron que Alemán dio luz verde a la designación de un dirigente que no pertenecía a su círculo íntimo de allegados pero que tampoco tenía mácula ante el electorado, a cambio de tener manos libres para elaborar las listas de candidatos a diputados, en las que significativamente figuraron más de doce parientes sanguíneos o políticos, entre ellos una hija, un hermano, su suegro y dos sobrinos.

Aunque el 11 de julio de 1998 había cedido la presidencia de la Junta Directiva Nacional al hasta entonces secretario general, Leopoldo Navarro Bermúdez, su control sobre el partido se mantuvo inalterable, hecho válido también por lo que respectaba a los sucesores de Navarro cuando este sustituyó a Bolaños en la Vicepresidencia de la República.

La cuestión de la "limpieza" del aspirante liberal era muy pertinente porque esta vez los sandinistas, confiados en lo que decían las encuestas, se disponían a volver al poder. La precampaña electoral, calentada por la inesperada beligerancia de Bolaños, ayudó a agitar la vieja animosidad entre Alemán y el FSLN, malquerencia que el polémico pacto de reforma constitucional ventilado con Ortega en enero de 2000, el cual tenía como objeto inconfesado salvaguardar las respectivas parcelas de poder en las instituciones del Estado, intereses corporativos y hasta ambiciones personales, sólo había maquillado.

Así, en abril de 2001 los sandinistas demandaron a Alemán ante un juzgado managüense por injurias y calumnias en relación con unas declaraciones suyas en las que había relacionado a los sandinistas con los recientes asesinatos ocurridos en el norte del país por una misteriosa organización político-delictiva.

La cuestión de la verdadera transformación ideológica de Ortega, acusado por Bolaños de seguir fiel al socialismo revolucionario y de tener amistad con dirigentes comunistas y subversivos, con el "efecto del 11 de septiembre" flotando en el ambiente, opacó los aspectos sombríos de la gestión de Alemán sobre los que Bolaños prefirió no pronunciarse: el dramático empeoramiento de los estándares vitales de la población sin recursos, la multiplicación de las enfermedades y los fallecimientos por desnutrición, y la convicción general de que el entorno de familiares, amigos y testaferros del presidente había hecho inmensas fortunas a través del tráfico de influencias, los sobornos y la malversación del erario público.

El ex vicepresidente de la República con Chamorro, Virgilio Godoy, declaró que Alemán y los suyos habían "robado con más rapidez que durante la dictadura de Anastasio Somoza", y el diputado conservador Leonel Teller calculó que Alemán había amasado en el ejercicio de su cargo unos 250 millones de dólares. Particular irritación provocó en la opinión pública conocer los gastos suntuarios del presidente, por contraste con la paupérrima situación que aquejaba a dos tercios de los nicaragüenses. El protagonista de estas polémicas siempre desmintió haberse valido de su puesto para acrecentar sus rentas y las de sus colaboradores, y contraatacó con sus propias y virulentas acusaciones.

En las elecciones del 4 de noviembre de 2001 se impusieron con más rotundidad de la esperada el PLC y Bolaños, que recibió la banda presidencial el 10 de enero de 2002. Sólo un día antes, el mandatario saliente demostró a las claras que iba a mantener intacto su ámbito de poder al margen de las prerrogativas e iniciativas de su antiguo vicepresidente con la elección para presidir la Asamblea Nacional de Óscar Moncada Reyes frente al hombre preferido por Bolaños, Jaime Cuadra Somarriba: salvo dos, todos los diputados del PLC se alinearon tras el candidato alemanista. Alemán mismo, en tanto que presidente saliente, debutó como diputado de la Asamblea protegido por el fuero inherente al cargo, tal como estipulaba la reforma constitucional de enero de 2000. Su jura como tal el 11 de enero elevó a 53 escaños la mayoría absoluta de que gozaba su grupo.

Según medios locales, al frente de la bancada del PLC, Alemán continuará pactando con Ortega la aprobación parlamentaria de las decisiones económicas, puenteando si es necesario a Bolaños, para seguir gobernando el país desde el poder legislativo. De hecho, él mismo no descarta presentarse a las presidenciales de 2006.

El ex presidente nicaragüense ha participado en diversos foros internacionales de gestión municipal y tiene en su haber la Orden Nacional al Mérito del Gobierno colombiano y la Orden de Isabel la Católica del Gobierno español, entre otras distinciones.

El 23 de octubre de 1999 terminó una viudedad de nueve años casándose con María Fernanda Flores Lanzas, una maestra de 30 años hija de exiliados nicaragüenses de las familias Somoza y Lovo; la primera esposa de Alemán y madre de sus cuatro hijos mayores (dos varones y dos hembras, a los que sumó la niña tenida con su segunda esposa en 2000), María Dolores Cardenal Vargas, sobrina de los sacerdotes sandinistas Ernesto y Fernando Cardenal, falleció en octubre de 1989 víctima de un cáncer.


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