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Nicaragua y la reflexión filosófica

  

En Nicaragua si realizamos un pequeño esquema de la trayectoria del pensamiento nicaragüense, podemos constatar que además de ser pocos los intelectuales que se han abocados a la tarea del pensar son escasas las investigaciones serias que se han realizado en torno a nuestro pensamiento.

Constantin Lascaris en su libro Historia de las ideas en Centroamericana escribe sobre los pensadores nicaragüenses y menciona en esta galeria de ilustres a Tomás Ruíz, Rafael Osejo, José Toribio Argüello y Máximo Jérez. A finales del siglo XIX encontramos un fascinante artículo de Rubén Darío sobre Nietzche y el libro Divino Platón del poeta Santiago Argüello.

En la primera mitad del siglo XX encontramos dos obras que van a tener una gran influencia en el pensamiento nicaragüense: Las reflexiones sobre la historia de Nicaragua de José Coronel Urtecho y el Nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra, quienes de manera separada se preguntan: ¿cuál es nuestra identidad? y ¿cuál es nuestro destino como nación?. De la primera obra partirá la vertiente filosófica-histórica que será cultivada de una manera sistemática, a través de múltiples ensayos, por cultura. Esta pregunta va a preocupar a varios autores, pero sobre todo al poeta Alvaro Urtecho, quién en diversos ensayos tratará de dar respuesta a estas preguntas.

Los libros La Cultura Hispánica y Etica marxista de Santiago Anuita y la Filosofía del Hombre

de Juan Bautista Arrien van a constituir importantes aportes a la reflexión de nuestro país, desde diferentes corrientes filosóficas, en la segunda mitad del siglo XX.

Un importante período de debate y reflexión filosófica serán los años de 1975 a 1980, ya que por medio del suplemento cultural La Prensa Literaria se publican interesantes artículos de Carlos Miranda Penuria del pensamiento y Consideraciones sobre la filosofía en Nicaragua en donde afirma que “el pensamiento que existe en Nicaragua es casi exclusivamente un pensamiento aplicado, modelos importados sin propuesta a nuestra realidad, sin haber pasado por el tamiz de la reflexión crítica. Una de las misiones del nicaragüense es pensar. En caso contrario, nuestras imitaciones seguirán ofreciendo el sello de lo mediocre y de lo inauténtico. En un país económico, social y culturalmente subdesarrollado, como el nicaragüense, predomina un pensamiento acrítico, receptivo e inconstante”. Para Carlos Miranda en Nicaragua se da una mentalidad prelógica, un pensar acrítico; y en este caso el pensar representa un camino necesario hacia una cultura nuestra.

Otra reflexión importante sobre la filosofía nicaragüense la realiza José Emilio Balladares Cuadra en su ensayo La filosofía en Nicaragua, en donde expresa que la “filosofía en Nicaragua más que una ocupación es una preocupación. Otros ensayos filosóficos importantes serán los del Dr. Camilo Vigil Tardón y de Fernando Benavente.

En ese período también son escritas interesantes monografías (tesis de grado para obtener el grado de Licenciatura) sobre El superhombre de Federico Nietzsche de Jilma Varela S de Salcedo, El Hombre en Xavier Zubiri de Juan Bautista Ramón Sanherrelando, La Praxis Marxista de Julián Mendieta Barrondo y El pensamiento religioso de los nicaraos de Antonio Esgueva.

Ha comienzo de los años noventa en varias universidades de Nicaragua se ha instituído la cátedra del pensamiento latinoamericano e incluso se publicó el libro antológico Razón e historia del pensamiento latinoamericano recopilado por Erwin Silva y Karlos Navarro, en donde a la parte de los clásicos pensadores como Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Ricaurte Soler, Miró Quezada, Arturo Andres Roig, Risieri Frondizi, Miguel León Portilla, Feliz Schwartzmann, se incluya a intelectuales nicaragüenses, con la finalidad de que sean estudiados por los estudiantes a través de seminarios y cátedras magistrales.

  
En esos mismos años en la Universidad Centroamericana de El Salvador y Nicaragua, se forma el seminario Zubirí- Ellacuria y se publican los libros Voluntad de vida y Voluntad de arraigo en donde se recopilan artículos de algunos pensadores centroamericanos.

En la actualidad uno de los retos que tenemos varios intelectuales –y es la propuesta que estamos realizando- es que se estudie a nuestros pensadores en las escuelas de secundarias. Para este fin, hemos iniciado un proceso de divulgación en los medios de comunicación sobre la importancia que tienen el pensamiento latinoamericano para el fortalecimiento de la identidad nacional.

La importancia del estudio del pensamiento Latinoamericano en las universidades y colegios de secundarias radica principalmente en conocer la historia de nuestras ideas y preocupaciones filosóficas y profundizar en nuestras raíces históricas y culturales comunes y particulares. Además, el estudio del pensamiento latinoamericano permite conocer la interrelación entre lo general y lo particular, lo global y lo local, lo universal y lo nacional. Así mismo comprender como las ideas europeas han adquirido otras connotaciones practica a la hora de su aplicación en territorio americano y como han ido evolucionando de manera particular.

Debatir sobre la originalidad y la autenticidad del pensar latinoamericano; al igual que conocer temáticamente los problemas sobre el mestizaje, la identidad, el mito, las cosmovisiones indígenas; el pensamiento colonial, la influencia de las ideas de la Ilustración; el positivismo, el nuevo idealismo y propiamente la filosofía latinoamericana ayudaría a entender la intrincada y compleja historia de los países latinoamericanos y su particularidad en Centroamérica y propiamente en Nicaragua.

Igualmente es importante estudiar los aportes de los pensadores nicaragüenses, como Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecha, etc. Sobre temas relacionados con la identidad, el mestizaje y la cultura, e igualmente conocer cual ha sido su aporte en el ámbito latinoamericano.

El estudio del pensamiento latinoamericano contribuiría a formar entre los estudiantes un criterio de lo específico y auténtico que ha sido la reflexión filosófica y sobre todo a valorar y conocer nuestra identidad cultural, y de esa manera sentar las bases de una cultura de paz.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se han realizado en la mayoría de las universidades de Centroamérica, la filosofía se sigue estudiado en base a los esquemas europeos y no se le ha prestado la debida atención y apoyo a la investigación, divulgación y promoción del pensamiento latinoamericano.

De este manera la filosofía que se estudia en las mayorías de las universidades ha sido eurocentrista: es decir, el pensamiento producido en algunos países europeos (particularmente Francia, Alemania,  Italia e Inglaterra) y ha prevalecido desde la colonia una actitud de menosprecio a nuestras propias reflexiones. Esa  disposición de desprecio hacia lo propio ha dado lugar a un aislamiento de la universidad respecto a la sociedad y una falta de interés por la investigación lo que, se refleja en la escasa publicación de libros, artículos y revistas sobre este tema.

Si tomamos en cuenta estos aspectos podemos aseverar que la función social de la filosofía y del pensamiento en la universidad ha sido poca, debido entre otras cosas a que se reduce a la repetición memorísticas de esquemas prográticos y no la reflexión auténtica y original.


Artículo rescatado de http://www.euram.com.ni/pverdes/Articulos/karlos_navarro_137.htm

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