Reserva Natural de la Isla "Juan Venado"

Isla  “Juan Venado”, tesoro ecológico de 4,600 hectáreas
               
Mirando desde el mar las casas de los populares balnearios de Las Peñitas y Salinas Grandes, en León, con una extensión de 4,600 hectáreas, se encuentra la Isla “Juan Venado”, poco conocida por los leoneses, aunque  posee una flora y una fauna exuberantes. 

 La Isla “Juan Venado”, según la leyenda que por muchos años ha pasado de  boca en boca, se llama así porque en ella, allá por 1912, vivió un cazador  llamado Juan, que solía vender pieles de venado en el mercado de León.

 Desde 1983 la Isla de Juan Venado es una de las 76 áreas nacionales cuya fauna y flora están protegidas por el Estado, según el Decreto 1320 del 8 de septiembre del citado año. 

 Se puede describir como una isla plana ya que su mayor altura sobre el nivel  del mar es de 25 metros, su suelo es de tipo arenoso y arcilloso. 

La temperatura en la isla alcanza los 35 grados en los días más calurosos. 

En cuanto a la precipitación ésta oscila entre los 1,600 y 1,800 milímetros. 


Frente a la Isla, por el lado de Las Peñitas, desemboca el Río Chiquito, y por Salinas Grandes el Río La Loma. La contaminación de agroquímicos que ambas  corrientes arrastran contaminan las aguas del estero. 

Catorce especies de peces, seis de anfibios y veinticuatro de reptiles, entre ellas la tortuga marina y la tora, constituyen ejemplares de la rica fauna de la  isla, algunos de ellos en peligro de extinción, asegura el licenciado Isidro Gutiérrez Rocha, delegado de FUNCOD en León. 

Además, en la reserva hay presencia de un centenar de aves. De ellas, veinticinco variedades son migratorias y seis ya tienen población residente en  Juan Venado, sobre todo la paloma blanca y algunas variedades de güises. 

Entre las veinticuatro variedades de mamíferos existentes se encuentran  pequeños leones, gatos monteses, ardillas, coyotes y por supuesto, los  venados. 

Su flora es riquísima en maderas preciosas. Año con año la oficina municipal del medio ambiente que dirige el ingeniero Julio Lezama, se dedica a la  siembra de propágulos para conservar el mangle rojo, uno de los recursos de mayor explotación. La ceiba, la caoba, el genízaro, guayacán y guanacaste, son entre otras las variedades que tratan de proteger las instituciones  ecológicas con el apoyo de las directivas comunitarias de Salinas Grandes y Las Peñitas.




      “La isla es un potencial que forma parte del corredor biológico  mesoamericano. Es uno de los reductos más grandes de Centro América”, asegura Gutiérrez Rocha.

 “El Estado debería apoyar más la regulación y el cumplimiento de leyes para proteger las reservas”, demanda por su parte el ingeniero Julio Lezama. 




  
 “Juan Venado”, un sitio privilegiado pues a ella llegan a anidar dos especies de tortugas, la “Paslama” y la “Tora”, cuyos nombres científicos son Lepidochelys Olivácea y Dermochelys Coriácea, respectivamente, aunque ellas apenas son dos de las cinco variedades que visitan las playas de  Nicaragua y que están en peligro de extinción.


Actualmente la Oficina del Medio Ambiente de la Alcaldía de León, junto con  el MARENA, hacen esfuerzos para que se cumpla un plan de veda -que ya fue
promulgado-, que proteja a la tortuga marina durante siete meses. 
              De acuerdo con informes de ese “Plan de veda de la tortuga marina 1999-2000”, en la Isla “Juan Venado” las tortugas produjeron 26 mil 856 huevos en 296 nidos, y los tortuguillos nacidos se estiman en 11 mil 595 por el sector de Salinas Grandes, mientras en Las Peñitas se produjeron 17 mil  852 huevos, en 215 nidos y nacieron 5.538 tortuguillos.

              Los lugares de mayor desove en los 22 kilómetros de playa de la Isla Juan  Venado han sido El Tamarindo y La Navaja, en Salinas Grandes; Palo de Oro y Melenco, en Las Peñitas.

…el Plan de Veda de la tortuga marina es un verdadero reto. Las juntas directivas de las comunidades de Salinas Grandes y Las Peñitas se han  propuesto cuidar los recursos naturales de la isla.




   “La tortuga marina se enfrente a miles de problemas para su reproducción y  con el consumo del huevo de paslama contribuimos a su depredación”, asegura el ingeniero Oscar Romero, jefe del Plan de Veda Municipal.




  Entre los depredadores de los tortuguillos se encuentran los peces, pájaros, mapaches y pulpos. Al nacer, en su primer kilómetro de recorrido, muere casi el 50 por ciento de ellos debido a causas naturales, asegura Romero.




  

   La madurez sexual de las tortugas se establece a los quince años y a pesar de su lentitud hacen un recorrido extraordinario pues se mueven  magnéticamente. Tienen una memoria fotográfica y después de los quince años de recorrido vuelven a sus lugares de origen a anidar, indica el jefe del Plan de Veda.




              Además, asegura que los huevos se manejan a una temperatura de 29 a 30  grados centígrados. “Si durante el período de 45 días que necesitan los  huevos para que nazcan las especies la temperatura ha sido superior a los 30  grados, nacen hembras; si es inferior nacen machos”, afirma.




              Entre los problemas que enfrentan las leyes de la veda se encuentran falta de capacitación de los brigadistas, falta de sensibilización de la población y la  falta de aplicación de leyes para sancionar a quienes las transgreden.




  información rescatada de: http://www.manfut.org/leon/venado.html

 
 
 


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