ramillete de poemas a Nicaragua



Nicaragua / Rubén Darío

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.

Yo te lo agradezco en que forje; mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
La peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.

Nicaragua / Rubén Darío


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Oda a un país Güegüense / Gioconda Belli

Este país me somete a su pasión, a su locura,
a la droga de tardes incendiarias
donde volcanes caminan horizontes abajo
sin que nadie los detenga.

Este país me pone sus pies fríos sobre el pecho
su rostro de máscara ilegible extendido como burla.
Me obliga a implorarle al viento que me explique la voracidad de este engaño.
El rasguño, el rapto, el olor a podrido que se escapa a veces de sus flores
más esplendorosas.

Este país es un ladrón sumido entre las sombras que me roba la lucidez
y me induce a desear que sean sinrazones las de mi razón.
No quiero que me muestre los malos alientos, las llagas, las supuraciones de asco.
Quiero ser infantil y caprichosa para creer que ese atardecer,
ese vaho que sube del lago —melcocha rosa y púrpura—
acompañando al sol cayendo como fruto desprendido,
no es evaporación de la cloaca que el agua oculta
en su azul mansedumbre,
sino juego de malabaristas de algodones
retozando en tropical exhuberancia.

Este país sabe que no quiero ver su vientre adolorido,
sus vísceras laceradas, las cicatrices de innúmeras heridas:
orificios, llagas, la huella de filos cortopunzantes,
dardos, puñales enterrados.

Este país me hace odiar que mis sentidos no discriminen
y borren las visiones oscuras antes de que me toquen:
Espaldas apaleadas que gimen como bocas,
rostros maltrechos desalojados por la esperanza.

Este país suda sus mediodías luminosos
para que yo crea en la torva perversidad de su belleza.
Para que no levante el sudario resplandeciente de sus paisajes,
y vea a la muerte traficando huesos bajo mis narices.

Embadurnada de lágrimas me tiene este país.
Sele la luna alfanje a descabezar luciérnagas.
Los grillos cantan notas de sopranos imposibles.
Los vientos alisios revientan olas invisibles en mi balcón.

Pero ya no hay belleza que me engañe,
ni arrullo que me haga dormir.

Gioconda Belli / Managua, Febrero 1999.

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¿Qué sos Nicaragua?  / Gioconda Belli


¿Qué sos Nicaragua?
¿Qué sos
sino un triangulito de tierra
perdido en la mitad del mundo?

¿Qué sos
sino un vuelo de pájaros
guardabarrancos
cenzontles
colibríes?

¿Qué sos
sino un ruido de ríos
llevándose las piedras pulidas y brillantes
dejando pisadas de agua por los montes?

¿Qué sos
sino pechos de mujer hechos de tierra,
lisos, puntudos y amenazantes?

¿Qué sos
sino cantar de hojas en árboles gigantes
verdes, enmarañados y llenos de palomas?

¿Qué sos?
sino dolor y polvo y gritos en la tarde,
-"gritos de mujeres, como de parto"-?

¿Qué sos
sino puño crispado y bala en boca?

¿Qué sos, Nicaragua
para dolerme tanto?

¿Qué sos Nicaragua?  / Gioconda Belli

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A mi Nicaragua /  Nora Cedeño Maglione de Hernandez

Nicaragua sabe a nacatamal, huele a sacuanjoche y suena a marimba.
Nicaragua tiene sabor a agua de coco, a tierra mojada y a carnita asada de la esquina.
En la mañana, gallopinto con tortilla y una taza de café con leche y en la noche a atol con guirila.
Es un buen pedazo de queso ahumado con tortilla, es una taza de leche agria de donde los Narvaez.

Nicaragua tiene sabor a jocote tronador, a pelusita de tamarindo, a guayaba madura.
a cajeta de leche de Diriomo, a raspado Loly que cuando metemos el dedo para que el hielo nade mejor en el sirope nos queda manchado y no podemos negar que comimos rapado.
Para el hambre que quema las tripas, no basta con una carne en baho, se requiere una orden de carne asada, maduro frito con queso y un buen vaso de chicha, quien sabe si un vigorón también.

Nicargua es el peso de las flores que adorna la cabeza de la monimboseña, el zensontle que cruza los montes, el guardabarranco sobre la rama. Es el meneo sensual del la costeña y su palo de mayo y la tristeza norteña del violín de talalate.

Tanto rogar por alcanzar el paraíso, y lo tenemos a la vuelta:
las isletas de Granada sin tráfico, ni vidrios ahumados, ni televisión.
En Corn Island, es fácil encontrar nuestra soñada isla desierta y percibir los olores de este hueco del planeta.
Huele a pescado, a aceite de coco, a cuerpo al sol, a agua salada.

Nicaragua sabe a naranjada, a limonada, a pozol con leche.
Es es tiste envuelto en hojas de chaguite, es maiz pujagua, es yoltamal y revuelta.
Suena a "me lo das con ipegue" a "aquí va el chancho con yuca"; a "viva el Boer",
sabe también a un cumbo de atol caliente en una tarde de lluvia, a cajeta de purísima en diciembre, huele a madroño y a reseda.

Nicaragua, como dijo Rubén, es pequeña pero uno grande la sueña, grande para los que se quedaron, grande para los que nos fuimos y grande para los que sólo están de paso.
Es el calor que te despierta sudando de la siesta y el aguacero que te arruina el uniforme del 15 de septiembre.
Nicaragua es vivir con la danza de los lagos bajo tus pies y con el olor del fogón llamándote cual canto de sirena.

Nicaragua es temblor, es lagos, es lagunas, es volcanes

"Alabado sea el santísimo sacramento del altar...", el tum tum de los chicheros en la procesión, los negritos y las "vacas" anunciando a Santo Dominguito. Es San Jerónimo Doctor con su pito y su tambor en Masaya, el San Sebastian en Diriamba. Es el promesante, el eterno penitente, donde caminando curamos las penas, damos las gracias y pedimos lo que creemos que nos falta.

Nicargua suena a cigarras anunciando lluvia, a pocoyos al amanecer y a monos congos en la noche de la selva atlántica.

Nicaragua es un triángulo en donde se conjugan perfectamente el Cocibolca y el Xolotlán.
Que linda es Nicaragua bendita de mi corazón.
No hay una tierra en todo el continente tan hermosa y tan valiente como mi nación.

Nicaragua tiene el ardor de una raja de canela, el picorcito del clavo de olor, y el tinte del achote.
Huele a gallina de patio, al almendro de´onde la Tere, a níspero y a marañón.
En Navidad sabe a chompipe relleno, en Semana Santa a curbasá y a cuznaca y en las fiestas patronales a chancho con yuca, a indio viejo, a masa de cazuela.

Nicaragua, Nicaraguita la flor más linda de mi querer.
Salve azucena divina, cantamos los fieles marianos en las purísimas.
Otros preferimos el caballito chontaleño, la queja india, el solar de Monimbo, algunos no tan viejos recordamos a los Pancasán de épocas pasadas y a Panchito Cedeño.

A mí, la patria me sabe, me huele y me suena a sacuanjoche, es azul y blanca, es huele de noche, es jazmin recien cortado y parafraseando a uno de nuestros grandes compositores, Erwin Krüger

"quiero tener el consuelo de quedar cuando me muera cerca del fresco arroyuelo en cuyas aguas bebiera y así mi alma por los montes cuando esté clareando el día convertida en un zensontle cantará estás melodías".

Así es Nicaragua, así es mi país, la tierra mía donde yo nací

A mi Nicaragua / Nora Cedeño Maglione de Hernandez


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Para Homero con cariño / "Templario"

Homero, del griego Hóméros del significado “rehén” de la sociedad de los poetas
“Homéridai, hijos de rehenes, descendientes de prisioneros de guerra…
Como por un tiempo su tierra, sus gentes... Nicaragua.


Sol de brillos azulados por el mar que la acompaña.
Luna de reflejos blanquecinos que con tus olas bañas la tierra fértil de Nicaragua.
Preciosa niña… Ocupada, violada, conquistada cruelmente.
Todos te deseaban, más solo sus gentes sabían quererte.
Rehenes de una triste historia que a muchos llenaron la bolsa y otros a base de palos llenaron sus cuerpos de disimulados morados.
Lastimera niña que lloras por tu suerte, ¿en manos de quien ahora tendrás que mecerte?
Tierra fecunda de poesías, de poetas, de escritores que plasman sus dolores en un folio en blanco, hasta hace poco censurados y perdidos.
Rehenes que entretejen en bordados las palabras, esas que ondean al viento, esas que piden esperanza.
Fusión de amores y ruegos, libertad que se planean en plazas, saltos precisos que se hacen de madrugada y del amargo sueño te sacan.
Bonita Nicaragua, luce brillante, que se quede escondida la sangre.
No más titiriteros gobernándote, y los hilos del que quería como marioneta usarte se queden hechos un lío al verte tan radiante.


Para Homero con cariño / "Templario"

1 comentario:

  1. Que maravilloso sentirse orgullosos de nuestra patria!!! y de los poetas que expresan sus sentimientos que hacemos nuestros también.

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